El presente proyecto nos obligó a distribuir un programa muy extenso, donde cada una de las piezas debían estar ubicadas en espacios específicos y conectados entre si, como si de unos eslabones de una cadena se tratase. Todo ello en una superficie de 1.200 m2. El programa se fracciona en dos usos claramente divididos pero conectados entre si, un espacio de atención a clientes y otro exclusivo para trabajadores. Estos últimos debían de comunicarse entre las salas recorriendo la menor distancia posible. Una arquitectura futurista con predominio del blanco, combina con otros colores secundarios que le aportan frescura al espacio interior.
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